27 años después de la aparición de la epidemia, el Sida sigue siendo una de las enfermedades que más muertes causa al año en todo el mundo. El “Informe sobre la epidemia mundial de sida 2008”, publicado por la ONU, analiza la situación actual y pone sobre la mesa las cifras más relevantes.
12 millones de niños huérfanos.
Objetivo de Desarrollo del Milenio 6.
En el año 2000, los líderes de la mayor parte de los países del mundo se comprometieron a poner en marcha una serie de medidas para lograr el denominado “Objetivo de Desarrollo del Milenio 6”. Este acuerdo estipula que, para 2015, el mundo habrá detenido la epidemia mundial de VIH.
Recursos económicos.
En 2007 se han destinado 10.000 millones de dólares (casi 7,5 millones de euros) a la lucha contra las consecuencias de la epidemia de sida y la financiación de los programas del VIH. Esta cifra es un 12% más alta respecto a los gastos de 2006, y diez veces mayor que hace una década.
Descienden las muertes.
El número anual de muertes por sida ha descendido de 2,2 a 2 millones en los últimos dos años, sobre todo como consecuencia del incremento del acceso al tratamiento contra el virus del VIH que ha tenido lugar en la última década.
Aumentan las infecciones.
África subsahariana es la región más afectada por el sida, y en 2007 le correspondió el 67% de todas las personas que viven con el VIH y el 72% de las muertes causadas por el sida. Y aunque en África la situación ha mejorado en los últimos años, la cantidad de infecciones continúa en aumento en algunos países, como China, Alemania, Indonesia, Mozambique, Papua Nueva Guinea, Rusia, Ucrania, Reino Unido y Vietnam.
La magnitud de la epidemia.
En 2007, 33 millones de personas vivían con el VIH, 2,7 millones contrajeron el virus y otros 2 millones fallecieron por causas relacionadas con la enfermedad del sida.
7.500 infecciones al día.
Casi tres décadas después de la identificación del virus causante del sida, aún no se ha logrado controlar la transmisión. En la actualidad se producen 7.500 nuevas infecciones al día, lo que supone cinco infecciones nuevas por cada dos personas que comienzan a recibir tratamiento.
Jóvenes y sida.
Los jóvenes de entre 15 y 24 años representan aproximadamente el 45% de las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo.
Niños y sida.
Se calcula que en 2007, 370.000 niños menores de 15 años se infectaron con el VIH. El número de niños menores de 15 años que viven con el VIH aumentó de 1,6 millones en 2001 a 2 millones en 2007 a nivel mundial. Casi el 90% de estos niños vive en África subsahariana y ha contraído el virus durante el embarazo, el parto o la lactancia.
Sida y embarazo.
Entre 2005 y 2007, el porcentaje de mujeres embarazadas y seropositivas que recibían tratamiento antirretroviral para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH se incrementó de un 14% a un 33%. Durante ese mismo período, la cantidad de nuevas infecciones entre niños disminuyó de 410.000 a 370.000.
Tratamiento difícil.
Actualmente, un 50% de los pacientes que reciben tratamiento contra el VIH experimenta reacciones adversas a los medicamentos. Los efectos secundarios son muy distintos: hipersensibilidad, aumento de lípidos en sangre, hemorragias, anemia, pancreatitis, etc. Aunque la mayoría disminuye con el tiempo, es imprescindible vigilar muy de cerca a los pacientes.
Discriminación.
En algunos casos, la discriminación contra las personas que viven con VIH está presente en las leyes. Actualmente, 74 países restringen la entrada o estadía de personas con el VIH, y 12 países prohíben la entrada de personas con VIH.
Las causas en Europa.
En Europa occidental, el coito heterosexual sin protección es el responsable del 42% de los nuevos casos de VIH diagnosticados en 2006, y el 29% se atribuye al las relaciones sexuales sin protección entre hombres. En Europa central, la vía de transmisión más importante es el coito heterosexual sin protección, excepto en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia (allí la vía principal es la utilización de drogas inyectables), y en Croacia, República Checa, Hungría y Eslovenia, donde la principal vía son las relaciones sexuales sin protección entre hombres.
Jóvenes desinformados.
Varias encuestas desvelan que sólo el 40% de los hombres y el 36% de las mujeres de entre 15 y 24 años tienen un conocimiento amplio y concreto sobre la prevención del VIH.
España.
En España, unas 140.000 personas viven actualmente con el VIH, lo que supone 20.000 más que en 2001, y un 92% del total recibe tratamiento antirretroviral. En 2007, 2.300 personas fallecieron a causa del sida, 700 más que en 2001.
«LA PESTE ROSA»
por el Hermano Pablo
Era un billete de cien dólares. Un billete nuevo, legítimo, que pasó de la mano de Eduardo Hasse Artog, ciudadano suizo, a la de una atractiva joven de Cajamarca, Perú. Un trato común callejero. Un negocio que suele hacerse en ciertas zonas de la ciudad. Relaciones sexuales por dinero, dinero por relaciones sexuales.
Pero algo más le pasó ese día el ciudadano suizo de treinta y dos años a la bella joven de Cajamarca. Le transmitió el temible, implacable y mortal virus del SIDA. El hombre, aquejado de violentos dolores estomacales, ingresó en una clínica poco después y, al hacerse los análisis, descubrieron el mal. Los diarios de Lima comentaban: «La Peste Rosa llegó a Cajamarca.»
Parece que las enfermedades tienen colores. Famosa es en los anales de Europa «la peste negra», que en el siglo catorce mató a la tercera parte de los habitantes de ese continente. Hizo estragos también «la peste roja», caracterizada por manchas rojizas en la piel. Conocemos además «la peste blanca», nombre que le dieron los polinesios a la sífilis, que fue llevada a sus islas paradisíacas por los blancos. Y también sabemos de la escarlatina, llamada así por el escarlata de la piel del enfermo. Ahora ha hecho su aparición, en este arco iris pavoroso, el SIDA, «la peste rosa».
El mundo está preñado de dolor, de agonía, de enfermedad, de peste, de destrucción y de muerte. ¿Habrá algo que pueda librarnos de esta pavorosa condición en la que vivimos? No parece haber solución humana que se vislumbre. Parece más bien que todo va de mal en peor. Y sin embargo hay esperanza en dos sentidos.
En el sentido individual, podemos estar en este mundo sin que nos contamine. Podemos estar en medio de la maleza moral sin contagiarnos ella. El que tiene a Jesucristo en su corazón tiene una salud espiritual maravillosa, que lo acompaña en las luchas de esta vida.
En el sentido colectivo, Cristo viene otra vez a esta tierra para establecer su reino de paz y bienestar. Si le entregamos nuestra vida, tendremos paz en este mundo y esperanza de salud eterna en su reino venidero.
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