viernes, 29 de noviembre de 2013

PILARES PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA

2 pilares para aumentar tu autoestima.
1.- Vive conscientemente
Si no eres consciente de que existes, de tu existencia, de los actos que realizas y de que lo que haces influye en ti y en los demás, iras perdiendo eficacia en todo lo que hagas y perderás el respeto por ti mismo.
Por la mañana, toma consciencia de que “estas vivo”, de que respiras. Tú puedes elegir como será tu día, adonde ir, que hacer, tú decides. 



La forma más simple de resentir la autoestima es evadirse de la realidad. Cuando dices “yo sé que tengo un problema, pero prefiero no pensar en eso” te evades. “si, sé que tengo problemas matrimoniales, pero prefiero no verlos.
Sé que tengo problemas mentales o emocionales, pero prefiero no tocar el tema”. Es como el caso del alcohólico o drogadicto que dice: “yo sé cuando parar”; “yo lo manejo cuando yo quiero y como quiero”.
El que dice eso, es un adicto porque vive inconscientemente y su autoestima se resiente.
Algunos dicen “sí, yo se que con mi actitud, con mi carácter podrido estoy dañando a mi familia, pero… no hago nada”.
Eso también es vivir inconscientemente porque si yo sé que con mi actitud estoy dañando a mi familia, tengo que ponerme las pilas y hacer algo.
Por otra parte, si piensas de una manera y actúas de otra, entonces no estás viviendo conscientemente. Tienes que vivir de acuerdo a los valores y a las metas que tienes, ponte de acuerdo contigo mismo y respeta tus creencias y tu opinión.
2.- Acéptate a ti mismo
 Aceptarte es una decisión, aceptarte a ti mismo es estar de tu lado y negarte a ser tu propio enemigo. Estar de tu lado es aceptarte como eres, es decir, reconocer tus emociones y las experiencias que has vivido.
Como pienso y como siento, tal vez, cada día tengas que luchar con un pensamiento obsesivo, un pensamiento angustiante o de derrota.
Reconoce que está ahí, reconocerlo no quiere decir que estas conforme con esto sino simplemente debes saber que existe.
Conoce tus debilidades, tus puntos fuertes y tus puntos débiles. Esto te ayudará a ser humilde pero a no humillarte. Hay quienes solamente reconocen sus puntos débiles y nunca sus fuertes.
Tal vez tengas sentimientos o emociones que pueden gustarte o no, pero tienes que aceptar que son tuyos. Por eso cuando alguien te habla de algo tuyo te duele, porque no lo reconoces.
Aceptación significa compasión. La idea de “tengo que ser amigo de mi mismo”, es estar de tu lado. Puede que estés luchando con algunos problemas, que no tengas la vida color de rosa, pero si estas de tu lado te vas a alentar a seguir adelante.
Vas a hacer lo que tengas que hacer y darte palabras de aliento, auto motivarte.
Por ejemplo, elige un sentimiento negativo que tengas y que no te gusta (hipersensible, criticona, gritona). Ahora cierra los ojos y declara:
“Odio ser así. Odio actuar de esta manera”
Abre los ojos y ahora a este sentimiento que te pertenece, acéptalo. “Sí, soy peleona, molesta, mandona, enjuiciadora, perfeccionista, hipersensible, llorona, criticona…”
Le doy permiso para estar en mi vida porque está en mi personalidad. Aceptarse a uno mismo significa aceptar tanto lo positivo como lo negativo que uno tenga.
A algunos no les gusta ver lo negativo, no lo aceptan y le echan la culpa a los demás de sus defectos.
Es más fácil ver la debilidad en el otro que en la propia vida porque hacerse cargo de si mismo incluye tener que hacer un cambio para el que quizás no se está dispuesto.
Por Elias Berntsson, autor de "15 claves para una autoestima indestructible", un curso completo de 15 módulos donde aprenderás a mejorar y sanar tu autoestima de manera permanente


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LAS PANDILLAS JUVENILES Y LA MÚSICA ROCK

Una de las muchas características de las Pandillas juveniles es la Música Rock.
Decimos de las muchas, porque hay unas muy conocidas como: Las drogas, la vagancia, el alcohol, la marihuana, la pornografía y el robo, el satanismo, la violencia, entre otras.
 Todos esos jóvenes  miembros de pandillas juveniles y practicantes de ritos satánicos provocan trágicos incidentes, producto de esos ritos en conjunto con la música rock, el alcohol y las drogas.
Dave Hart, un investigador social que era especialista en la música rock, explicó que hay tres tipos de esta música. «Primero —dijo Hart— está la música rock “recreativa”, que pone a los jóvenes a bailar y a menearse. Segundo, está la música metálica rock “violenta”, que hace que los jóvenes se arrojen del escenario, salten por encima de las gradas o se amontonen unos sobre otros. La tercera, y más terrible, es la música metálica rock que los muchachos llaman “negra”, es decir, “satánica”. Esa es la que los lleva a la violencia y al suicidio.»
Esta música rock, combinada con ritos extraños en los que se adora al diablo, es una de las amenazas más serias a la juventud moderna. Pocas cosas trastornan con tanta fuerza y con tanta rapidez a nuestros incautos adolescentes.
¿Por qué será que a nuestros jóvenes los atrae tanto lo que provoca violencia? Lo que produce la paz no les interesa. Lo que calma el espíritu no tiene atracción. Se necesita gritar y brincar y destruir y matar. Si no es así, no se ha gozado.
Algo anda mal. Un comportamiento así no es, no puede ser, el resultado de lo juicioso, de lo equilibrado, de lo pacífico. El mero hecho de desear la violencia debe hacernos dudar de nuestro juicio. ¿Qué nos está pasando?
Lo que nos pasa es que hemos abandonado los principios morales de nuestro Creador, y el resultado siempre será el caos y la destrucción. Regresemos a Dios. Busquemos su divina gracia. Llenémonos de Él. Él nos dará su paz.
Filipenses, 4: 7, 8, 9.
4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
4:9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
Padres: Oremos mucho por nuestros hijos, acerquémonos mucho a ellos, conozcamos sus amistades, invitémosles a la Iglesia. Amémosles mucho. Si Dios quiere lo mejor para ellos, ¿cómo no tener nosotros el mismo sentir?.
PROMESA: ORAR POR NUESTROS HIJOS.
Lo mejor que un padre puede hacer es orar.
Mientras maneja hacia su trabajo, camina de un lado a otro, hace quehaceres... hable mucho con Dios sobre sus hijos.
Escuche su consejo. ¡El cambio en su hijo y en su relación con él será notable, hasta milagroso.
Señor, ilumina la mente de nuestros hijos para que conozcan el camino que tú has querido para ellos, para que te puedan dar gloria y alcancen la salvación. Sostenlos con tu fuerza, para que alienten en su vida los ideales de tu Reino. Ayúdanos a poderlos guiar en tu camino y enseñarles que tú estás con ellos sin importar que hagan o digan. Tú los amas. Amén.