Honestidad, franqueza y respeto
Tres palabras sencillas que cambiarán su vida
por Suzanne Lesser
Los padres de Guillermo se presentaron de nuevo a la casa de éste sin haber avisado antes. Y cada vez que lo hacen esperan que su hijo y su nuera dejen todo para atenderlos. Por temor a herir los sentimientos de sus padres, Guillermo les dice: "¡Papa, mamá, qué agradable sorpresa! ¡Pasen adelante!" Sabe que su esposa se pondrá furiosa, ¿pero qué puede hacer él?
Dennis Adams, un psicólogo que se ha dedicado durante veinte años a ayudar a empleados con exceso de trabajo, cónyuges ignorados, y padres fuera de control, a expresarse mejor; afirma que la comunicación efectiva se da cuando las personas son honestas, francas y respetuosas.
Tres tipos de personalidad
Según su modelo, hay tres tipos básicos de personalidad cuando se trata de cómo manejar los desacuerdos.
Las personas pasivas son respetuosas, pero no francas. Piensan: "Me siento mal, pero no quiero tener conflictos. De todos modos, no mejorará las cosas". A menudo hablan de otras personas, en vez de hablar directamente con ellas, porque consideran que la franqueza es "mala". Adams cree que alrededor del 80 por ciento de la población es pasiva. Guillermo, nuestro ejemplo de más arriba, cae dentro de esta categoría.
Las personas reactivas son honestas y francas, pero no respetuosas. Cuando las cosas les salen mal, explotan. Mientras las cosas sean como ellas quieren, no parece importarles la forma como traten a los demás. Para ellas, mostrar respeto las hace parecer débiles y fracasadas. Pero, ¿funciona, en realidad, una actitud reactiva? No muy a menudo. El padre o la madre que gritan todo el tiempo pueden ser francos, pero sus hijos aprenden rápidamente que los gritos logran poco. Al final, su ira les cuesta el respeto y la obediencia de ellos.
Las personas pasivas que se enfadan (PPQE) han sido pasivas por un tiempo tan largo, que después actúan con irritación y aspereza. Pierden los estribos como las reactivas, pero luego se sienten mal por esto, a diferencia de quienes, por naturaleza, son polémicos. Este tipo de personas piensan que reaccionar es la única alternativa a la pasividad; creen que necesitan moderar su actitud, pero también ser francas.
La comunicación efectiva se produce en algún punto entre los dos extremos de la confrontación y la evasión. Utilizando el método de resolución de conflictos de Adams, los pasivos son menos propensos a llevar las tensiones del trabajo a la casa, y viceversa. Y cuando las personas reactivas, o las PPQE, aprenden a controlar la intensidad de sus reacciones, los demás escuchan lo que dicen, en vez de centrarse en su manera de expresarse.
Tres palabras clave
Echemos un vistazo a estas tres palabras: honestidad, franqueza y respeto, y a la manera como usted puede utilizarlas para mejorar su estilo de comunicación.
Honestidad: Sea sincero en cuanto a sus pensamientos y sentimientos. Supongamos que su hermano no contesta a sus mensajes, y rara vez le llama, pero espera que usted deje todo lo que está haciendo cuando él desea hablarle. ¿Cómo le afecta eso a usted?
Franqueza: Una vez que haya ordenado sus pensamientos, comunique sus sentimientos de una manera franca. Use palabras sencillas y directas, en vez de sugerir o insinuar algo. Pero recuerde que es aceptable, e incluso cristiano, reservarse algunos pensamientos.
Adams recomienda lo que él llama un "mensaje focalizado", que se centra en tres aspectos: 1) en lo que la otra persona hizo, 2) en cómo lo percibió usted, y 3) en lo que ese comportamiento hizo que usted deseara. Asegúrese de hacer coincidir su grado de vulnerabilidad con el marco de la situación. Con la familia, por ejemplo, puede ser más transparente que en el ambiente de trabajo.
Digamos, por ejemplo, que usted confronta a su hermano de esta manera: "Cuando no respondes mis llamadas, pero esperas que yo esté disponible para escucharte si lo necesitas, siento como si yo no te importara. Por eso desearía que me dieras la misma atención que tú esperas de mí".
Si usted ha sido una persona pasiva durante años, no espere que todos aplaudan sus esfuerzos de ser emocionalmente saludable. Quienes estaban acostumbrados al "Dócil Carlos" o a la "Dulce Susana", pueden sentirse incómodos con su nueva franqueza y su amor propio. Dígales que usted había sido una persona demasiado pasiva en el pasado, y logre el apoyo de ellos en su transformación.
Respeto: No importa cuán franco sea su mensaje, éste nunca debe ser ofensivo. Evite culpar, atacar y manipular. Además, no analice la conducta de la otra persona. En vez de decir: "Lo que hiciste fue desconsiderado", dígale cómo le hizo sentir: "Cuando estabas hablando mientras yo hacía la presentación, me distraje y me sentí molesto".
Tenga en cuenta que, a pesar de sus mejores esfuerzos, hay personas que podrán ofenderse. ¿Se acuerda de Guillermo? Al final habló con sus padres acerca de sus visitas inesperadas. Aunque les habló con cariño, se sintieron heridos. Pero nunca volvieron a presentarse en su casa sin antes llamar.
Cualquiera que sea su tipo de personalidad. No se desanime si de vez en cuando no tiene éxito. El objetivo no debe ser controlar a los demás. Más bien, concéntrese en expresarse de manera honesta, franca y respetuosa. Eso le hará bien a su salud, y usted se sentirá más feliz.
domingo, 31 de enero de 2010
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